:: Freno de Mano ::
La hoja marchita se mecía despacito a través del viento. Se alejaba conforme le permitía el tiempo y el espacio quebrado por la distancia. Espasmos lujuriosos, nocturnos, implacables, acontecían en su bajo vientre (recordando) agitando las migajas que dejan los recuerdos. De rodillas. miraba al sol a ese lejano suceso metafísico a esa cabalística y mundana casualidad que rayaba en lo absurdo (de la lengua). humedecida con el veneno de la inconclusa decoración de las experimentales menudencias, que se maceran a fuego lento. La hoja marchita se mecía, (tranquilita) observaba con mucho sosiego el árbol de cual fue expulsada para morir en una epistemológica verificación de los sensibles motivos, como si la caída libre fuera una posterizada fotografía, una flemática significación del silencio. La hoja marchita se mecía miraba de reojo las hojas del calendario, para vendérselas en