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Mostrando las entradas de agosto, 2009

:: Un Día Tedioso ::

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Tedio Tedio en las sabanas. Tedio en los ojos. Tedio en el techo. Tedio en el movimiento primero. Tedio por el pie derecho, o por el izquierdo o el de al medio. ¡¡¡ A quien le importa !!! Tedio por el brazo que corre las sabanas. Tedio por el frío que se cuela entre la cama. Tedio por el silencio. Tedio porque un acertado kikiriki se posa tranquilo en las orejas. Tedio por la distancia que hay hasta el baño. Tedio por el espejo. Tedio por mi reflejo. Tedio por las canas que aparecen sin permiso. Tedio. Tedio por la ventana abierta, puta que hace frío. Tedio porque se abrió el día entero, porque comienza la maquinaria inagotable del progreso. Tedio por el humo del cigarro. Tedio por el agua hervida. Tedio porque hay que sentarse, porque el pan estaba blando y tostadito. Tedio . Tedio por el hombre responsable. Tedio por el reloj, chucha que es tarde. Tedio por los zapatos, donde cresta los dejé anoche. Tedio. ¿dije que tengo Tedio por el silencio? chucha verdad. Tedio por la verdad. Ted

:: Zapatos de Abuelo ::

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Un abuelo mira sus zapatos. Se sabe dueño del infierno. Ha dejado de pensar en alfileres. Deja de mirar. El infierno acontece. El ceño desaparece. Se traga sus labios tocándose la lengua. El infierno se cierra y aparece el cielo cotidiano. Cierra los ojos. El cielo, para él, suena a cuento viejo, suena a ojos de niño.

:: Consejos en la oscuridad ::

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( Los cuadernos de Malte Laurids Brigge - Rainer Maria Rilke - Fragmento ) Cuando se habla de solitarios se suponen conocer demasiadas cosas. Se cree que las gentes saben de qué se trata. No, no lo saben. No han visto nunca un solitario, solamente, le han odiado sin conocerle. Han sido sus vecinos quienes le gastaban, y la voz de la habitación vecina, la que le tentaba. Han excitado los objetos contra él para hacerlos ruidosos y que gritase más fuerte que él. Los niños se asociaron contra él porque era tierno y niño; y a medida que crecía, creció contra los mayores. Le seguían la pista en su escondrijo como a un animal cuya casa estuviese abierta, y durante su larga juventud la caza contra él no se cerró jamás. Y cuando no se dejaba abrumar y se escapaba, desacreditaban lo que provenía de él y lo encontraban feo y sospechoso. Y cuando no los oía se hacían más claros y le quitaban la comida de la boca, y le respiraban su aire, y escupían en su pobreza para que se le hiciese odiosa. Y le