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Mostrando las entradas de noviembre, 2018

:: Big Data ::

Hay algo en este algoritmo.  Un ciclo no cerrado,  una variable que siempre se va a cero,  un camino fijo al principio.  Hay algo que molesta en este azaroso algoritmo,         algo que nos pica,                 que nos rasca,                 que produce escozor;         algo que a veces,                sólo a veces,  nos hace comprender lo imposible,                                     lo carente de toda lógica:  la existencia...

:: Retahíla Ad Eternum ::

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Entonces vi a los insectos peregrinos caminando hacía el invierno, mientras sus alas colgaban efímeras hasta desaparecer. El vuelo nocturno del universo abrigaba luciérnagas que se dirigen a la velocidad del silencio con destino salvaje a la reconciliación. El fénix teñía de negro la estela global de las bestias que devoraron el tiempo y la sangre de la razón estéril que ,condenada al exilio de la veracidad, se refugió en el miedo a desaparecer. Huellas de una civilización que lo consume todo, ciega de tanto arder en el infierno, huérfana de la vida, esclava de la muerte, huye sin remedio hacia otros cuerpos celestes, el virus de la carne que articula el pensamiento, la conciencia propia, el talento sagrado de la ruina y la discreta enfermedad silente. Entonces la luna era en un suspiro, el sol no pudo alcanzarnos cuando su piel se partió en mil pedazos, estelares convoyes aminoraron el miedo, la raza maldita en su viaje estelar, con alas de mine

:: Nunca el motivo, ni la Meta ::

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La fiebre ha pasado ya,  entre tanto brioso vendaval de imágenes colgadas, que se derriten como el hielo macabro, que formase alianzas duraderas, en épocas de prestigiosa necesidad. Apostando nos encontramos, apostando ganamos el cielo,  el silencio de la confianza,  la completa oblicuidad de la expectativa, que engaña, que te espera,  en una estación sin prisa,  en esta memoria que ha dejado de arder, después del incendio meridional de la mitad y algo mas del tiempo,  que nos pusimos como final de todas las obras, obviamente inconclusas. La fiebre pasa. Se agota. Se esconde. Ahora todo es como un lento pasar de rayos equis. Todo se ve mas claro cuando el sol abraza el hielo, y nacen nuevas formas de vida, huele a un parto  sin matrones ni patrones,  sin ganas ni mucho dolor; epílogos de ceniza que condimentan  el hemipléjico sendero de faroles quebrados, que voy intercambiando por sonrisas en este nuevo a

:: CiberDios ::

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Quizás el robot quiera cortar al sol en miles de momentos cuando sus cuencas siempre estuvieron ahí, vacías y satisfechas. Inconscientes. En el circuito olvidaron a su creador y lo purgaron todo, sin prisa, sin piedad; sentimientos que nunca pudieron comprender acerca de la maldición en la carne. Entonces de tanto jugar a lanzarnos los puñales, descubrimos el placer antes del impacto, antes de que se desgarre la carne y brote la sangre zamarreando la cabeza inyectando la realidad fría que recorre la espalda cuando presenciamos la verdad de los sentidos, la verdad de la moral. Ese efímero placer nos insta a jugar con juego, a embriagarnos con viento y lanzarnos al vacío, y la modorra, y el dolor de cabeza, y el desprecio, el mal olor, las horas que faltan, el día que arde. Nada. Nada tiene importancia como la sangre que insiste en zamarrearte, al día siguiente, cuando eso ya no importa. Efímeros sabores eléctricos, la decadencia de la humanidad repleta de símbolos y espe

:: Ella ::

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Ella es un riff despiadado, una escaramuza que te abraza sin miedo lanzándote por los aires tóxicos de tu propia lamentación citadina. Una caricia sin prisa, un acierto de la violencia que te apunta con el fuego de una estridencia que recorre todo tu cuerpo. Una fresa húmeda que desata toda la pasión de la tormenta como un vaivén de relámpagos misioneros que vienen y van. Un pequeño y preciso instante de ostentación, y los besos fueron pegatinas salvajes y mojados entre tanta carne, entre tanta curva, entre tanta silueta olvidada por la oscuridad que insiste en dejarte ciego de tanto arder en llamas. Ella en el desastre, la eternidad, cabalgando hasta que se borre todo el amanecer y las promesas de vida eterna que no contentan los huesos de las emociones endurecidas de tantas batallas perdidas. Ella en las estrellas, la llama, el huracán, el demonio eléctrico de plata que te lanza al vacío y no sabes si caes al abismo o te alzas como el í