:: Retahíla Ad Eternum ::
Entonces vi a los insectos peregrinos caminando hacía el invierno, mientras sus alas colgaban efímeras hasta desaparecer.
El vuelo nocturno del universo abrigaba luciérnagas que se dirigen a la velocidad del silencio con destino salvaje a la reconciliación.
El fénix teñía de negro la estela global de las bestias que devoraron el tiempo y la sangre de la razón estéril que ,condenada al exilio de la veracidad, se refugió en el miedo a desaparecer.
Huellas de una civilización que lo consume todo, ciega de tanto arder en el infierno, huérfana de la vida, esclava de la muerte, huye sin remedio hacia otros cuerpos celestes, el virus de la carne que articula el pensamiento, la conciencia propia, el talento sagrado de la ruina y la discreta enfermedad silente.
Entonces la luna era en un suspiro, el sol no pudo alcanzarnos cuando su piel se partió en mil pedazos, estelares convoyes aminoraron el miedo, la raza maldita en su viaje estelar, con alas de minerales,vísceras profanadas desde la profundidad del planeta, ese que abandonaron las bestias angelicales y los insectos peregrinos, quizás excomulgados de la venganza de toda humanidad.
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