:: emmm :::
Nubes que pasaron en lluvia de momentos que mis ojos devoraron
por su propia fuerza de gravedad.
Ojos negros con la velocidad de mis años a cuestas.
Imágenes que fueron succionadas como alimento
a la hoguera de mis recuerdos.
Líneas rectas dibujadas en el alma
edificando bifurcaciones,
sentadas en el paradero,
esperando,
meditando,
remojadas en la existencia lanzada al vacío
de la reflexión,
pasos y pasos que siguen gastando zapatos que
desaparecieron,
quizás están todavía en proceso de azarosa
descomposición,
llevando mis olores,
mis chances de ser un soplo
que mis alas vengativas
desplegaron en picada
cuando salí corriendo
de todas partes
antes de aparecer.
Sombras.
Siendo una estaca que se entierra en cada huella,
un sahumerio metafísico que no desplegó
la guincha de millones de centímetros
que prometió encapsular las emociones
para escribirlas en un corolario
que ganaría todos los premios.
No he nacido aún, enredado quedé a través de las sábanas,
el ruido de todos mis días atorándome, las orejas como
un arquero que perdió por goleada, camino al camarín
de la inocencia, sudando impresiciones en el gusto de
jugar con la teoría de conjuntos que destruyan de una vez
por todas
la herencia moral
del momento histriónico
que me ha tocado rolear
durante tantas temporadas.
Cuchillos.
Nunca los tuve, ni supe usarlos,
pero bien que penetraron espaldas, bien que
desangraron palabras,
bien que cortaron el pan, la cebolla y contigo.
No me sale bien la ensalada, el aliño se consumió con
perfume viejo que un pañuelo de mi abuela
nunca tuve.
Tal vez la historia, tal ves si me hubiera comido
la lengua
y el veneno sabe a ciervos, a calles mal traídas
y heladas,
tal ves el océano pacífico,
quizás las casas de colores, en las estrellas,
alturas de macha muerta,
pero no...
Alturas de la provincia, al sur de todo lo bonito
que tanto desprecio,
al sur de todo el chovinismo de una ciudad
que no existe,
cuando el evangelio de miguel ángel sea recitado
por el pájaro negro que vive en troncos viejos,
cuando sea tarde para morir,
cuando viva siempre con ojos de sapo,
con patas de víbora preñada,
con cuernos de terciopelo que pidan perdón
a las alturas
de tu pelo
que se mueve como una bandera.
Cosas Simples.
Una canción, un llanto cantado
a las seis de la mañana,
tanto sufrimiento que se usa
como ropa vieja,
como un video ciego
que suena en youtube,
como cuando uno se queda solo
pensando en promesas rotas
de otras vidas.
Encaje.
Y desencaje,
cucharas dobladas que no existen,
patrañas que se narran para medir la química
de nuestros cuerpos,
decisiones impredecibles colgadas
del árbol que no planté,
del sexo que no tuve,
del libro que no salva a nadie,
La polera que visto
huele a mi propio sudor,
a cigarros que me robé
cuando estaba borracho,
a noches de aguardiente
cuando mi abuelo volvía tropezando
entre las piedras,
Monocromático.
Cuando el color se pierde
en el mar,
el silencio creando desastrosas conexiones
persistentes
en lenguaje natural,
la devoción hacía lo que viene,
¿Quién medirá tus emociones?
¿Las sientes?
Cuando te prestan un envase nuevo,
el cuerpo como el sotenedor
de una quimera que viaja a través de
los mundos que se usan para fusionarse
con las sombras
o la luz.
Elecciones.
Soy la propaganda dialéctica
de la conciencia,
soy lo que no puede sentir,
soy lo que debo ser,
lo que pude ser,
lo que los demás nunca quisieron
de mí,
lo que les apesta,
un ritmo que no tiene rimas
ni consonantes,
segundos que llegaron segundos,
siempre a la hora, nunca demasiado
tarde,
nunca en primer plano,
como una fotocopia gastada
de lo que debimos ser.
Sacrilegios.
Lo que engorda, lo inmoral,
lo que aprieta,
lo que pinta o lo que refleja el espejo,
a veces lindo,
a veces lo mismo de siempre,
cortes de pelo, de axila, de barba, depilación completa,
el odio estepario que castiga,
todo como nada que fue arrebatado
para callarse
y vivir lo que nos compete,
cifras borradas de la ecuación
variables de segundo grado,
derivadas,
integradas,
lluvia de vectores,
desierto cuadriculado para comprar una casa,
formar una familia,
construir un nido, una ....
Bailes.
El mareo
Todavía humano
todavía humano
swing
beat
luz
color
La mente muere,
el cuerpo permanece,
ojos cerrados,
all good,
todo es parte del todo,
el momento,
me pierdo,
te pierdes,
todos desaparecen,
Me levanto,
me arrimo,
le creo,
te creo,
nos creen,
fichas, metemos fichas y fichas,
jadeos, el reino,
el fin del universo,
la noche entera,
fiestas,
huracán,
urracas parlanchinas en
el parlante,
terrazas
de pisco sour,
de caipirinha,
de vino o cerveza,
la previa, la posta,
la dura,
nada termina,
todo inmutable, inexorable,
el tiempo encapsulado
en la boca, en el pecho,
el corazón hinchado
de viejas huestes
del infierno,
mientras el demonio levanta
la copa y programa el mejor
set list
de toda una historia.
ocaso, a pata pelá'
La playa, el auto, el cielo, el bosque,
la cama, el taxi,
que siga la fiesta.
Humano para nada humano,
vendido, amordazado,
predicado, sujetado,
escaso, sonriente,
la memoria es un meteorito
que encalló en otro puerto,
en otra vida,
la tele apagada,
rota, extasiada,
all good
all good
fuera de juego,
almuerzo con menudencias
de imprudencia,
sobrevivientes...
Vida para vivir,
vida para morir,
vida para ser medio campista
de un circo sin payasos,
jugando en el trapecio
o en el columpio de las ironías.
Flores.
Perdidas, en el cementerio,
no gastes tiempos en cortarlas,
que la muerte no sea por tu mano.
Vellocinos de acre suelen arder
cuando los domingos agotamos la
suerte
para emparafinar la caída lenta,
bajando la cuota,
un alma perfecta,
mortífaga,
necrófaga,
sociópata,
ególatra,
humilde,
sagaz,
beligerante.
Nacimiento.
Idas y vueltas,
horarios,
fechas remotas
y festivas,
trayectos de paja y polvo colgadas
de un vidrio por donde empacas
todas tus esperanzas,
el gran error de seguir tu propio camino,
cuando tu alfombra de estiércol
sobresale y brilla mas que las otras,
estando en el camino, corres, huyes,
hueles el peligro del final de un día mas,
y el cuerpo sufre, tiene sueño, se cansa,
se aferra a los últimos rayos del hoyo negro
que absorberá tu futuro próximo.
Cayendo en un agujero.
Pequeño,
saltimbanqui,
jovial y silvestre,
donde crece mi histeria,
mis amigos en una estrella,
cada uno en un semáforo
cambiando la reglas
de la inagotable ociosidad.
Gritos.
Jirones ahogados que oyen los trapos planchados,
olorosos, gentiles, estupefactos,
nerviosas procesiones de bailes negados,
insigne juventud de la cual sobreviví
para negarlos a todos,
en cada palabra que pude tipear
en esta noche.
Odio.
A estas alturas multiplicado
por cero,
la maldita sensación de saciedad,
el embuste primero de la niñez,
acordes perfectos,
sacros y cristalinos,
bajo el agua de la ducha,
la careta congelada,
en las rocas, con agua bendita,
saturada de cicatrices,
no duele,
no moja,
encaja perfecto.
Amor.
No necesitas predicar,
no necesitas amarme
todo el tiempo.
Todo el tiempo.
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