:: Engerer y los nocturnos ::
Es una noche ciega, sosegada, ajustada a una mirada que insiste en perderse. Todo es un sobrante de una espera que ha durado demasiado. Cuando estoy afuera, siempre pienso en las noches que no estuve, en esas que me buscabas como la sombra busca la oscuridad imposible y salvajemente muerta. He pensado en tantas imàgenes, tantos fotogramas indolentes que pasaron en cada una de nuestras noches ausentes de nosotros mismos. A veces puedo bajar el vidrio para perderme en el bajo fondo de tantos recovecos olvidados, donde pudimos ser una relato basado en hechos reales. Pero bueno, fuimos condenados a vivir en la ficción de todo lo que pudo ser. Y no fue. Viejos caminos han sabido dibujarnos tiernos surcos en las menudencias de lo que somos a diario, en ausencia de nosotros. Demàs está pedir perdón por todo aquello y lo demás. Hemos estado demás hace tantos años. Fuimos niños perdidos en el tiempo equivocado. Esquivando promesas nonatas que ahogamos con la esperanza ebria