:: Botella Milagrosa. ::
La botella se aleja tiernamente
por el diminuto pasillo de las casualidades.
Las noches, las horas, los días,
el incierto camino que se va despejando, conforme ocasionamos que las piedras se vayan quedando
atrás.
Pero es cierto: nos gusta ubicarnos donde corresponde, o donde nos enseñaron a ubicarnos.
A veces creo que no somos, y no es porque no seamos, sino que somos lo que los otros quieren de nosotros que seamos; y somos tantos en un solo cuerpo, y discutimos, lloramos, extrañamos, prendemos algo para recordar lo que no fuimos, y así vamos siendo.
La botella ha soportado todo nuestro empeño, pues tal es la voluntad de no rendirse para seguir viviendo. Hemos aprendido a comernos las alas de la paz para enjaularla en nuestros desatados momentos de ingenua hidalguía jolgórica.
Llenamos la botella de todas nuestras buenas intenciones; nos dejamos seducir por el futuro, o por algún otro espejismo que chorrea tanta existencia como nosotros. Al final, capear la vida siempre es bueno, mejor aún si en la cama hay alguien que nos regale un poco de su existencia. El placer hay que buscarlo de a dos, aunque sea con las manos.
¿Te imaginas masturbarte contigo mismo? Imaginándote solo en el mejor lugar que prefieras Pero..¿Y quién te lo mete? ¿o a quién se lo metes? No. Siempre hay alguien mas, o quizás muchos mas, La mente es tuya.
Mas fome que acariciarse solo.
La botella siempre guarda un pequeño espacio para seguir aguantando.
La tiramos un y otra vez al vacío. Nada nos conforta por mil años.
Nada.
Por eso somos mortales, y que bueno.
Somos pescadores que nos levantamos cada mañana, esperando el milagro.
Esperando un milagro.
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