:: Perspectiva ::




¿Eran las luciérnagas un pequeño sendero
por donde podríamos pasar, 
sin hacernos cosquillas?

¿De verdad creíste que las casualidades
eran semejantes a las hojas amarillas,
que pateamos por las noches
para espantar al frío?

Tu buscabas mas allá de lo indebido.
Yo simplemente trataba de dilucidar
tus consuelos,
el brillo de tus ojos, 
tus peripecias alucinantes
que gambetearon las dudas.

Hay tantos perfumes que podría 
murmurarte.

Hay tantos silencios
placenteros en tu mirada 
de crucifico nuevo.

Hay tantos días que vendrán
por nosotros, 
con el pretexto de vendernos la vida
como un estropajo.

¿ De verdad crees que eso pueda importarnos?

¿Existe un reglamento fidedigno para seguir creyendo en los mismos
errores de siempre?

Te juro que llamé a la florería para que te enviaran un ramo de margaritas.

Me contestaron que estaba equivocado: 
Ellos no vendían Falacias en agosto.

Colgué el teléfono...y Sonreí.

¿Son necesarias las flores para hipotecar estos treinta y tantos años 
de fuego, amor y sobras?

A veces uno se cansa de patear las hojas.

A veces uno espera el eterno retorno de las cosas inconclusas,
no para entenderlas, no para saberlas.

Simplemente para colgarlas en la pared de los recuerdos, 
para saborearlos como un destello de cementerio,

Y tratar de volver a empezar...

Comentarios

  1. Fascinante recorrer esta locura, con este bello poema que es parte del comienzo de esta demencia incurable...

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Paganini (diabolus in musica) Adagio flebile con sentimento

:: Nocturno ::

La autopoiesis de Maturana (y Varela): ¿Seres sociales o seres individuales?