8.23.2010

Ahí, leyendo libros...(sin puntos estas vez)

Las estrellas se alcanzan, hermano...


Para voh' no han muerto, sólo duermen.


Aquí te espero...


Para: Eduardo Gómez Toro.
De: Ed J.L.
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I

-----Cuando veo tus pequeños progresos siento una empatía fuerte hacia ti, hacia ellos. Aunque quizás parezcan pequeños, aunque tal vez no representan una emancipación total de lo humano, significan mucho, y lo sabes.
-----En ellos siento una cierta seguridad que me llama. Como cuando la literatura reclama mi cuerpo. Si avanzas avanzo, si vas más allá yo voy detrás de ti, y si llega el día –que llegará– en el que te liberes totalmente pues yo también me sentiré algo liberado.


II

-----Me veo, acostado en la sala del cuarto-habitación-rancho-casa donde estás. Tú quejoso de mí, yo aguantando las precariedades. La nevera vacía, las deudas, ¡ah!, esas ni soñar. Me veo sin nada en el estómago, sólo algo de café y licor para variar (posiblemente vodka, aunque no me gusta beberlo solo), y en el ínterin de tu vida, estoy acostado en un catre, o en una especie de variedad de sábanas enrolladas en el piso; leyendo libros.
-----Me veo aguantar lo que aguantas, tal vez mucho más, pero estoy ahí con vos. Junto a ti sin que quieras que esté. Seré lo que en Venezuela dicen que es un mal tercio. Un arrimado. Pasarán y entrarán quienes tú quieras, quienes puedan, yo en cambio, me rehusaré a irme. Aguantaré tus puntas, tus reclamitos, las quejas y hasta veo la puerta abierta por tu mano –tú obviamente parado al lado de ella–, desde adentro, mientras señalas hacia la calle en el tono tácito del “te vas”… del “te tienes que ir Ed… no puedes estar aquí”. No podremos ni siquiera comer, pero aún seguiré ahí.
-----A lo mejor cuando la crisis esté en su punto más álgido, estaré tirado frente a la puerta, afuera, como un mendigo; leyendo libros.


III

-----Si no llego a consumar lo que me gustaría, una vida literaria, una vida en la cual pueda sostenerme escribiendo en éste sistema idiota, entonces haré lo imposible por jamás abandonar mi puesto, ahí en tu casa, o fuera de ella, porque será algo mío, algo que nadie me podrá quitar, ni siquiera tú mismo. Mientras publiques algo, hagas poemas y demás, mientras aceptes que no ganarás dinero, que no podrás mantener a tu familia –dejada o alguna nueva– y que en efecto tendrán ellos que esperar a que mueras para que tu nombre resuene y así la industria de la reproducción, con los derechos de tus obras, gire algunos pagos a ellos como comisiones o qué sé yo, seguiré ahí muriendo contigo, libre, reclamado dentro del cliché, liberado, a través del cuerpo que para mí representa el cuerpo de la literatura; Eduardo Gómez Toro.
-----Sino moriré igual, pero no será lo mismo morir ahí, por eso espero alguna vez poder llegar, y que lo que yo haga signifique una mierda, pero ahí estaré, al lado de un hermano que representará lo que quiero que reclame mi vida extinta: las letras.


IV

-----Quizás digas que estoy desvariando. Que eso de desear tener éxito en la letra está de más. Una vaina así medio loca, vacía, cómo de locos pero; es una realidad. Si se quiere vivir a través del arte (para el arte), hay que hacerla para vivir. No será pura porque deberá tener un provecho económico para el artista, pero en ésta vida de consumo hay que sostenerse de alguna forma (mi alma quiere vivir [letras], mi cuerpo necesita comer [naturaleza vs. economía]). Ese sostenimiento implica directamente el dinero necesario para vivir y escribiendo uno no se lo gana. Yo me lo he ganado trabajando (empleado; del verbo emplear, que se emplea, que se usa), y en el trayecto he ido muriendo, entonces me digo, ¿por qué no morir así?, entre las letras que no podrás comer jamás pero que alimentarán tu cuerpo de paz… ¿por qué no entregarse a la muerte desde las páginas asesinas de algún libro? Si es una sentencia de muerte progresiva el estar anclado a un sistema social de consumo, acelerar el proceso desde el imperio marchito del arte, no sería tanta locura entonces ¿verdad?, ambos serán una muerte segura. En el primero, será la diabetes, un infarto, el cansancio, el cáncer, el alzhéimer, un accidente de tránsito, la depresión, un disparo después de un robo, la soledad… en el segundo, será la poesía, la prosa, Honoré De Balzac, Piano Concerto Nº 3 Op. 30 (Sergei Rachmaninov), Nadine Gordimer, una sonata para piano, Lao Tse, Iolanta de Tchaikovski, FAUSTO, Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos, Immanuel Kant, El Club de la Pelea, La Guerre et la Paix (Prokofiev), Radiohead, La Persistencia de la Memoria, Orahn Pamuk, Tutto Tace, Into the Wild, Hamlet, El mar, el mar, Impresión: amanecer, 23 Gramos, Metamorphosen Studie für 23 Solostreicher, Los Límites de la Fundación, Plegaria de una Virgen, el Partenón, La pianista, The Rite Of Spring, y un sinfín interminable y redundante de obras que te darán la muerte en la que podrás irte en paz; al universo, a otra galaxia, a lo sideral, y no será el constructo sistemático-tecnológico-humano-económico-complicado, con sus gobiernos y sus leyes, con sus estúpidas monomanías, con la reproducción en masa y el marketing, con las mentiras de la calidad de vida (psiconomía), lo que acabará con tu vida y no sentirás que jamás hubo significado.
-----Por eso no es que quiera creer, es que estoy convencido, de que tirado en la sala de la casa de un poeta que poco a poco va creciendo, sin nada que comer y con muchos problemas económicos; podré escribir obras que nadie leerá, podré leer los libros olvidados y esos que nadie se atreve a examinar. Escucharé las piezas que a todos le estorban, inventaré teorías filosóficas, veré o recordaré películas vacías y tontas: en paz. En absoluta, compleja y completa felicidad, porque será el deseo de hacerlo el mejor alimento, el mejor sedante que me dejará irme de aquí, en paz; entre las letras, entre los versos, ahí… leyendo libros.
___


Artículo Original.


::Ed::

8.22.2010

:: Aquel domingo, cuando los mineros dieron señal de vida. ::



Nublado.

Tirado a cagarse de frío.

En la tele se arma una tremenda payasada mas
por treinta y tres mineros que aún están con vida.

Uno quisiera ser empático con el dolor ajeno...

No se puede.

Es la siniestra enfermedad de los medios informativos,
que nos han dejado con síntomas
de una indolencia significativa,
que carece de sometimiento,
de sonrisas grotescas,
que no se extrañan, pues abundan

Uno se pone a pensar y ahí parece que la caga..

Porque me gustaría escuchar debate acalorados
sobre cómo vamos a proteger los inalienables derechos
de los trabajadores en todos los sectores.

Me gustaría ver detalles de las nuevas medidas para la distribución equitativa de la riqueza.

Me gustaría escuchar que se acerca el fin de un sistema parásito,
que succiona todos los recursos posibles,
para transformarlo en deleite de ciertos mojigatos
con astutos privilegios y policíacos mayordomos,
mientras algunos seguimos en la misma linea horizontal de todos los días:
pateando piedras eléctricas de un teclado o de un control remoto.

Da lo mismo

Ahora vendrá el pleonasmo notable de las alegrías,
por los mineros que dieron señal de estar vivos.

Claro, si parece nos estamos acostumbrando a estar en un circo,
donde celebramos todas las payasadas en la plaza Italia
con un par de bocinazos,
o posteando en twitter, facebook o en myspace,
para mostrar una supuesta condescendencia
para con el sufrimiento de los otros.

No estoy ni ahí con el circo.

Mi verdad,
corresponde a la impotencia con que nos movemos a diario
esta que nos habla de casi una década de reclamos estériles,
a través de la red binaria tan inútil como innecesaria;
esta que nos plantea las protestas virtuales
del chiste matutino de las autoridades;
Esta que sigue protegiendo los intereses
de los delincuentes empresariales y gremialistas,
dueños de mineras, o jueces de la suprema corte:
esta que nos transforma en abúlicos dadores de limosna
(conceptual)
para regalar palabras al mundo
como si fueran flores
cual hippie cibernético
que nos reflejarán como un ser humano concreto
empático
o tan lleno de pop en nuestras venas !!!

Presentadas las falacias,
abundan los sabios olores a podredumbre
en todas partes.

Parece que hemos perdido el olfato

Sigamos en el circo,
es mejor reir,

que seguir viviendo...

:: Fragmentos de una Muerte Cotidiana ::

:: Blues de la Piedad (Frejat - Cazuza) ::

8.18.2010

:: Descuido ::


Usurpada la valentía,
el único juguete que nos queda,
es la convicción heroica de fundirnos en un ahogado lamento abarrotado.

Afuera hay un murmullo crucificado
por los cotidianos asuntos
personales.

Huimos presurosos de la vida
para encerrarnos 
en nuestro más preciados misterios,
esos que la historia
y sus continuas reinvenciones del pretérito imperfecto,
obviaran,
como siempre lo ha hecho.

Entremos...

Las estrellas hace rato que están muertas.

:: El Rio invisible ::

Es hacia el ocaso, hacia esa curiosa, hacia esa curiosa,  hacia esa curiosa dirección por dónde nos inclinábamos cuando éramos chicos. En el...