:: Plegaria ::




Suenas como el universo. 
Y yo no alcanzo a responder. 
Me retraso. 
Hay tanto por domesticar. 

Con esa mirada insufrible de las leyes cáusticas que lo devoran todo, vomitando el diabólico anzuelo de la suprarrealidad simbolizada con el espacio de mis preocupaciones, que son infinitas.

Suenas y casi, casi, no alcanzo a contestar.


.- Alo. ¿Quién Habla?

Entonces el eco de tus peglarias es uno de tantos murmullos que se cuelan por las miles de sugerencias y ruegos que retumban en mi conciencia , murmullos que se escabullen por el par de sensores estadísticos que reciben preocupaciones meta insolentes,  por y desde ustedes, infantes de la vida y la proto reencarnación. 

.- Ah eras tú. ¿Cómo estás? Si, claro que te escuché. Pero me refiero en general. ¿Ha sido una gran experiencia? Debes haber crecido mucho. ¿O deberás volver?

Claro que no me escuchas. La verdad yo a ti no mucho tampoco. Hablas y hablas, ruegas como una cifra que no encaja. Quiero detenerme y hablarte con franqueza. Pero me distraigo. Eres tan insignificante. Tengo tantos agujeros en la historia y la lógica cuántica multiproyectada, todo tiende a infinitas incógnitas que responden a su interacción con otros sinfines de mediáticas estimulaciones y cuchicheos gravitacionales, el chisme que todo lo absorbe, la inercia de la contemplación y el voyerismo de la nada enojada con la muerte por unas pocas adecuaciones que tuve que asegurar para que tengas un futuro en forma de prisiones circulares que giran en torno a otras prisiones, en constante movimiento y equilibrio entrópico y perpendicular a la mitómana resignación de las tinieblas como el culo de mi justicia. De verdad trato de escucharte con atención cuando balbuceas, cuando me niegas miles de veces y vuelves a mi como un blanducho ser que juega en ese corral pedestre que con tanto cariño le compré a la suerte, y no salió nada de barato ¿eh?. No tenía lugar donde ponerlo, y el anterior duró muy poco, los cometas ¿viste? Pero por qué te hablo de esas cosas, qué vay a saber voh.

.- ¿Siiii? mira que liiiindo. ¿Y te divertiste mucho? ¿Culiaste con el cabro ese? ¿Te trató bien? Ah. Lo siento. Si, las hijas, los hijos, el perro, la Uni, La pega, sin pega, la duda, la casualidad, la mala suerte, te cagan, siempre te cagan, a veces estay arriba, a veces el Parkinson, o te pones viejo, muy viejo, o pena de muerte, la muerte, la poderosa muerte. Y si, es que a veces difareo (Chi), perdóname. Pero, cuéntame, qué necesitas. 

Y de verdad quiero escucharte, pero ese desdén indisoluble es hereditario e incuestionable. Pero no lo detesto, es necesario, absolutamente necesario. Mira que tú te quejas de vivir en una loca y absurda indagación del sentido, basado en un sinsentido, en un divertimento ajeno a tus planes, mortal negado del deleite y del gozo sempiterno, moldeado en una insoportable levedad, esa maldición de la carne. Y yo no tengo la culpa. No fue mi idea. Nunca quise que así fuera. Pero no nos cuidamos, nunca usamos protección cuando tuvimos relaciones eclécticas, metafóricas, ingobernables, espasmódicas, dolorosamente tiernas y húmedas, penetrando con ideas necias de tanta fricción, entre valles y volcanes de labores sin previo aviso, apareciste de la nada, bueno no de la nada, esa es una discípula explicación, siempre uno sabe y conoce los riesgos, pero es que es tan rico imaginarte en esa locura de preguntas sin respuestas, ese placer de verte sometido a la niebla y que más encima te sigas esforzando por darle algún maldito sentido, es de un clímax inconmensurable. Han nacido nuevos universos de tanto placer ¿sabrás eso tú? No creo.

.- Si mi amor, yo también te extraño mucho, mucho. Pero pronto nos veremos. Te amo profundamente. Te amo mucho. Yo ya llego, bueno, tú ya llegarás. Aguanta un poco, que la vida es un soplo.

De verdad te amo. Pero si yo tampoco existo. Somos sueños de otros sueños. Viajamos en ideas que se cuelan en la infraestructura del histórico momento, en que la tecnología de las dimensiones se miran en el espejo cuántico de las decisiones para matar el tiempo y crear nuevas vidas. Y en ese subterfugio cinético, en el sincretismo gutural de las infinitas emociones que se dividen y se reproducen como nuevas epidemias culturales, en este intimismo afectivo entre lo que represento y tú, mi hermoso aliento imaginario que me da la vida para seguir divagando y creando mundos en tu cabeza, hasta que la ciencia se digne a decirte la verdad, para no saber qué hacer con ella. Yo te sigo amando, por siempre en la luz, que rompe todo el equilibrio.

Soy el grito, la falacia y el origen de todo el odio que protege nuestro amor. La luz donde hay sombras; siempre.

¿Y tú quien eres?.

.- Chau Querido. Que duermas bien. Te amo. Que tengas dulces sueños...



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