:: Óptimo Presagio ::
A veces tienes la posibilidad de volver al inicio, a releer un libro, rebobinar un recuerdo, volver a reproducir la misma película de hace años.
Eso que parece novedoso, hoy se torna distinto, diferente, quizás molesto, quizás es agradable, tal vez mas de lo mismo.
La vida siempre va y vuelve, como un trompo que no para de girar en la tierra, y luego la cuerda como el ouróboro que se devora la experiencia, enroscada en nuestro cuerpo, y siempre podrás volver a girar hacia el mismo lugar.
Caminos similares, comidas de día domingo, desayunos a la cama, semanas enteras devoradas por el laburo, el descanso, la noche, el olvido del sueño, te levantas y de repente todo vuelve al giro.
Las personas pasan y no terminar de llegar. Algunas se quedaron para siempre; otras son fantasmas de una historia en la que no te reconoces ni un segundo.
Y aquí estamos, siempre dispuestos a la aventura, al llamado del mago, pensando que al cerrar la puerta de todo el tiempo que transitas, eres un caprichoso avatar de jugadores sin tiempo, titiriteros que se divierten a costa de las decisiones. Esas decisiones que creemos nuestras. Pero ¿Qué nos motiva a reaccionar? ¿Cual es la idea de querer controlarlo todo? ¿El largo camino para qué? Te haces de la idea del progreso, convives con miles de rostros que no recordarás, eres la experiencia para otros con nosotros; el recuerdo, lágrimas o sonrisas que podrían empujar al cielo o al infierno, terrestres e inverosímiles preocupaciones sobre la nada, o esta incierta cuota de suscripción mensual que pagamos para pertenecer a esta sociedad.
En calma puedes admirar el horizonte y hacerte uno con lo que fuiste y lo que vendrá. En vano podrás determinar el bullicio que se avecina, siendo aquél silencio que te rodea, cuando caes en cuenta que todo acto debe ser grandioso, en esta historia de tu vida.
Tu gran vida.
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