:: Debilidad ::
Ella caminaba con pasos de navaja en sus mejillas,
adolecía de orgullo, mientras las estrellas la despreciaban.
Susurros en la noche mas larga, antes del amanecer.
Ella suspiraba en comunión con un par de lágrimas, que se reflejaban
en esta historia maltrecha, marchitándose a pedacitos, en un claro momento
de verdad.
Las esquinas se redondeaban sin fin, ella deambulaba en circulares desiertos
de la profunda exasperación del invierno que no termina, mientras
el verano huía presuroso de tanta mentira encubierta.
Ella lo miraba, recordando a un silente relámpago que le toqueteaba
el pecho.
Ahora, cuando ya es tarde, trataba de no zafarse del punto que termina
todo historia.
Ella confiaba a ojos cerrados en sus melosas creaciones. Oraba por las tardes
para que los dioses se lo arrimaran algo mas cerquita de sus asuntos.
Pero los dioses hace rato que dejaron de creer en si mismos.
Ella seguía su rumbo, asesinada por la sombra de lo que fue, aterrorizada por lo que se había convertido. Se colgaba de cada poste, en cada calle, en cada maleta que dejó cerrada en los lugares donde habito.
La noche la cobija con lastimera esperanza, el mar se reía a carcajadas en su indolencia habitual y las calles por donde él transitaba junto a ella, se fueron acortando hasta desaparecer.
El manto del cielo negro la vestía como una princesa viuda, el resto del mundo era una caricatura errónea de múltiples colores sin importancia... pero estaban ahí, en la necesidad de rellenar toda duda y todo espacio.
Ella retrocedía con navajas en sus pasos de melena de sirena envenenada.
Ella lo miraba desde lejos, jurando al suelo, escupiendo al cielo, acariciando su propio rostro, espiando sus fotografías, esbozando una escueta sonrisa para cuando lo vuelva a ver...
en silencio..
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