:: Promesa ::




Eran los diecisiete años de mi vida, 
se llamaba como se llame. 

Me miraba de lejos, de reojo. 

Alguien me dijo cosas al oído, 
supe mas tarde que eran palabras envenenadas. 

El tiempo se detuvo, repentinamente, 
como en todas las historias de horror. 

No hay tiempo que no finja estar ahí, en ese pequeño rincón, 
escondido como un aciago espía, dejando que la telaraña se siga tejiendo, 
dejando que caiga la trampa para cogerme, para saciarme de mis promisorias 
esperanzas, 
(escondidas en un pan batido que mi madre depositaba a diario,en mi mochila), 
para contarme las maravillas de una demolición rastrera, llena de polvos húmedos, 
de gemidos inertes, de lamidos salinos, de caras que siguen desorbitando 
las menudencias de mis entrañas, alimento que cruje entre las mandíbulas 
de su vientre....donde pude parir mi propia ingenuidad. 

Era el siglo veinte, no había nada que temer. 

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Siglo veintiuno, nada que temer. 

Nada que pagar....o tal vez si. 

Consuelos que se cuelgan en las noches 
como gritos elásticos, 
para encumbrarse en palos cebados con el tedio, la mediocridad, 
la mediana plutocracia de la basura que se burla del último pelo de mi nariz, 

El continuo dolor de cabeza, después de tantas palabras que asolaron mi cabeza. 

Las doncellas que se embalaron en mis piernas, producto de la pena, de la conmiseración... 

Ellas danzaron con sus calaveras macabras sobre mis besos... 

Humedales que no tienen razón de ser, ni lugar donde alborotarse. 

Llagas calibradas con el fuego de las sinrazones, aparcaron fríamente en la provincia del tiempo nuevo. 

Hágase la muerte y el odio, donde hubo un océano de imágenes sintéticas. 

El eterno retorno, al medio, ni siquiera al origen... 

Sería tan fácil si los anzuelos fueran el motivo de la sequía, 
sería tan fácil si mis ojos se condesaran en una neblina roja, 
donde sangrara el viento con hálito de prosas silvestres, 
donde las venas sintonizaran la señal bendita del silencio 
que vaciara las culpas, las apocadas angustias, las diminutas 
proliferaciones de un soliloquio perdido... 

esta noche, cualquiera. 


Y te me vas perdiendo, entre las risas de las doncellas, entre las 
fragancias fúnebres de los peregrinos noctámbulos, 
en este sarpullido siniestro 
que no me deja dormir.... 

Siglo de carencias engreídas, sometido a las esperanzas evolutivas. 

Era lo que había que hacer, sin que fuera demasiado tarde. 

Volverán las golondrinas muertas a golpear mi ventana, 
con sabor a rata de laboratorio, 
perfumadas con el licor de otras heces que se depositaron en mi cana cabellera, 
sábanas desteñidas por el sudor argenta de noches sin memoria. 

No importa, nunca ha sido importante... 

No llores 

"I send you a message 
of love. 
A simple remind of what 
you won’t see: 
a future so holy without me" 

Es una promesa... 

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