:: Llamada Telefónica ::
Sé lo que haces.
Estás allá afuera,
(esperando)
preguntándote que mierda pasa con todo esto.
A veces pretendes lanzarte al vacío
y caes en tu cama
(quizás el único momento donde sientes
la caída libre)
Y las preguntas aparecen como manchas
negras,
en la humedad de lo que se tiene
por sabido, en la conciencia de lo que somos,
o creemos ser.
Hay un salino silencio,
en esas dudas
que apretan tu pecho.
Hay algo que no te calza,
algo que no va bien
con todo este aparataje.
Dudas si será bueno
levantarse,
seguir los consejos
del aprendizaje,
evocando latigazos mentales,
que nos obligan a seguir
en esta farsa.
Cordura,
razón,
responsabilidad,
el eco de las sigilosas mariposas
te vociferan la verdad
No importa, son mariposas que deben morir
ahogadas.
en esta pena
que llevamos dentro
y que no dejamos salir.
Sabes que somos lo que somos,
sólo al frente de un espejo,
a solas,
sin intermediarios.
Y dudamos.
Dudamos hasta de nosotros mismos.
Tienes la menor sospecha de que
todo esto no cambiará,
y tú seguirás ahí, marchitándote:
Viajando, estudiando, ascendiendo,
cuidando a tus hijos o a tus mascotas,
revisando la multimedia de tiempos pasados,
ordenando ideas mortales, comulgando con una moral
prestada.
Sabes que todo esto apesta a un mal sueño.
Quisiera decirte que hay esperanza.
Pues no la hay.
La soledad duele,
porque es lo más cercano
que tenemos
a la verdad.
Por eso,
miéntete,
elabora ilusiones
busca compañía,
trata de que al menos alguna vez en tu vida
tu cama no esté sola.
No olvides aquellas cosas que te dan placer,
aférrate a ellas.
No prestes mucha atención al mundo,
sigue dudando,
sigue dudando,
sigue dudando,
Y no olvides que la sabiduría es
otro método de coacción,
un simulacro de falacias
que vociferan los marchitos cuerpos
que dejaron de dudar.
¿La muerte? no sirve de nada,
otra mentira más
¿O acaso tu has muerto alguna vez?
Estás allá afuera,
(esperando)
preguntándote que mierda pasa con todo esto.
A veces pretendes lanzarte al vacío
y caes en tu cama
(quizás el único momento donde sientes
la caída libre)
Y las preguntas aparecen como manchas
negras,
en la humedad de lo que se tiene
por sabido, en la conciencia de lo que somos,
o creemos ser.
Hay un salino silencio,
en esas dudas
que apretan tu pecho.
Hay algo que no te calza,
algo que no va bien
con todo este aparataje.
Dudas si será bueno
levantarse,
seguir los consejos
del aprendizaje,
evocando latigazos mentales,
que nos obligan a seguir
en esta farsa.
Cordura,
razón,
responsabilidad,
el eco de las sigilosas mariposas
te vociferan la verdad
No importa, son mariposas que deben morir
ahogadas.
en esta pena
que llevamos dentro
y que no dejamos salir.
Sabes que somos lo que somos,
sólo al frente de un espejo,
a solas,
sin intermediarios.
Y dudamos.
Dudamos hasta de nosotros mismos.
Tienes la menor sospecha de que
todo esto no cambiará,
y tú seguirás ahí, marchitándote:
Viajando, estudiando, ascendiendo,
cuidando a tus hijos o a tus mascotas,
revisando la multimedia de tiempos pasados,
ordenando ideas mortales, comulgando con una moral
prestada.
Sabes que todo esto apesta a un mal sueño.
Quisiera decirte que hay esperanza.
Pues no la hay.
La soledad duele,
porque es lo más cercano
que tenemos
a la verdad.
Por eso,
miéntete,
elabora ilusiones
busca compañía,
trata de que al menos alguna vez en tu vida
tu cama no esté sola.
No olvides aquellas cosas que te dan placer,
aférrate a ellas.
No prestes mucha atención al mundo,
sigue dudando,
sigue dudando,
sigue dudando,
Y no olvides que la sabiduría es
otro método de coacción,
un simulacro de falacias
que vociferan los marchitos cuerpos
que dejaron de dudar.
¿La muerte? no sirve de nada,
otra mentira más
¿O acaso tu has muerto alguna vez?
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