:: Atardecer ::
A Roque Dalton.
El grisaseo turbulento
que se asoma en los recuerdos,
doblegaba al tiempo y al espacio,
en esta melancólica mediocridad
de saberse un ausente de su propio
aliento.
La gente marcha con el puño en alto,
mientras en mi barrio no pasa nada,
mas que lo mismo de siempre:
desfilamos con bastante indiferencia,
como títeres anacrónicos
de un enemigo que nos sometió hace rato
y nos mandó de vuelta a la edad media.
Entonces, uno tiende a perder
la confianza, en los rimbobantes
amuletos multicolores,
que aparecen por todas partes,
mientras mis calles siguen su monotonía habitual,
su paso silvestre entre el asfalto
y la plaza triste
entre una teleserie de media tarde y media muerta,
entre el humo de las cortinas, que se abren sigilosamente
para sapear lo que pasa,
entre el largo día donde parecer ser
que no hay nadie,
donde las calles parecen un homenaje
a la victoria,
a la gran victoria de la dictadura,
que nos relegó en nuestras casas,
para encerrarnos,
sometidos a los asuntos individuales,
al terror del conocimiento,
cegados por el consumo,
abandonados a nuestra suerte,
embaucados por políticos y estrellas muestras
de la televisión,
heredando una inoperancia social
y absoluta.
Entonces en la internet aparecen los héroes,
los caudillos revolucionarios,
que siguen comprando en las grandes tiendas,
que siguen vistiendose en el mall,
que siguen levantando el puño izquierdo,
para conspirar con el derecho.
Y en la minucia comunal no pasa nada,
no pasa nada,
Los perros chicos siguen
tirandose mierda,
peleando miserables puestos alcaldicios
y de concejales,
siguen el mismo modelo a gran escala
de los rancios políticos clásicos,
mientras los barrios siguen en la misma mierda de todos
los días,
mierda que es sinónimo de dividendos, de sueldos que no alcanzan
pa todo el mes,
no han vendido la mentira de que es bueno endeudarse y tener
lo nuestro;
claro, si llevando una vida de esclavos postmodernos
no se nota como nos han estafado...
a los dirigentes vecinales no les queda otra que venderse
para que les aprueben un par de proyectitos,
o pa ver si sacan algo, a ver si los pacos
se dan una vuelta,
porque tambien nos han mentido
y vivimos con miedo a la delincuencia,
cuando los verdaderos delincuentes
se suben el sueldo o se bajan los impuestos.
En nuestros barrios
no pasa nada,
a veces el viento se da una vuelta pa refrescar
los aromos, o las caras subyugadas
que dan pena.
Me gustaría creer, creer en esas avenidas
llenas de gente marchando por las calles
me gustaría creer que a veces si podríamos cambiarlo
todo.
Pero, abro la puerta de mi casa
y no veo las marchas.
Sólo veo el mismo atardecer de hace un par de siglos.
Comentarios
Publicar un comentario