:: Pos-moderno ::



Abrir la manos, planeando un mediodía 
(con los brazos abiertos) 
que tiene mucho que ver con suspenderse, 
cerrando los ojos, 
para dar forma al misterio 

Observar el horizonte de las calles, 
atestadas de inocencia crepuscular. 

El vaivén de mi cabeza se corrompe, 
no procesa, 
siente el rechazo de la indiferencia silenciosa. 

Quizás sea sólo un asunto de percepción maltratada 

Quizás no sea mas que un pequeño cascarón 
del capullo, 
que todos confundimos con el todo. 

El vacío sigue desperdigado en los vectores, 
de los cuales cuelgan multicolores defectos, 
millones de motivos 
y un sentido vertical del tiempo que, 
poco a poco, 
desaparece. 

Entonces uno tiende a cambiar las ideas, 
a estafarse con nuevas construcciones de poder, 
volviendo a la contemplación serena 
de la metástasis revolucionaria, 
justificando el opus en discordia que aparece, 
al frente, 
en ese espejo que pocas veces utilizamos 
para apuntarnos con una pistola de agua. 

Entonces una peineta, un cepillo, un lápiz labial o simplemente las manos, 
son los hilos titiriteros de un nuevo día robado, 
por nuestra inoperancia 
espiritual. 

Es difícil mirarse a los ojos en estos días. 

Días llenos de asquerosa y sumisa pasividad.

Cincuenta años tirados a la basura, 
como un gorrión que vuela allá lejos... 
así se nos escapa nuestro momento histórico, sin que mucho nos importe. 

Dominada la razón y los subterfugios, la vida avanza como predestinada 
por nuestras propias decisiones. 

¿Y por qué habríamos de negarnos a las consensuadas articulaciones 
de la gesticulación metafísica, que no tienen cabida en un sistema 
producido por el deseo y la necesidad? 

Los deseos no son patrimonio de los dioses, 
ni de los televisores apagados. 

Las necesidades se satisfacen, la vida avanza, se construyen nuevas edificaciones 
en el cementerio, las bocinas no pararan de sonar por mucho tiempo, 
el despertador siempre tendrá el mismo sabor amargo en mi cabeza, el sol sale para todos 
incluso para los topos, mientras que la verdad se acuesta con el poder, el amor y la miseria. 

(Esa miseria de saberse un esclavo pos-moderno.) 

Entonces abro mis brazos como alas 
creyendo firmemente 
que lo único que tengo 
son mis propias falacias

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