:: La Ciudad de los Molinos. ::
La Ciudad de los Molinos.
Hay un silencio de feria que obliga a desesperarse,
cuando hay un leve sabor de mediodía,
en la ciudad de los molinos.
Las nubes se esconden entre los árboles de cemento
y el sol se hace invisible, cuando se mira fijamente,
el corazón de muchos hombres.
Hay un poste negro con luces de colores,
intuyendo tibiamente el paso de los años,
cuando la vida se hace historia,
un acierto, o un par de zapatos rotos,
al final de una calzada.
Mi sombra me acompaña por las tardes
de esta ciudad vieja, pobre y tan amada,
ciudad de quebrantos mudos,
de caretas endeudadas,
por el pan de cada día.
Trémulas hojas amarillas
caen lentamente de un cuaderno de mi infancia,
decorando aquella plaza mustia,
saciada de niños nuevos,
que verán el ayer en un recuerdo.
El aliento se me acaba,
congelando la inocencia.
Hay un taxi que me espera
para llevarme a la quimera,
esa que se esconde
en mis ojos ya cansados,
cuando las sabanas anuncian
que el día se ha largado…
para siempre...
para siempre...
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