:: Umbral ::
Detrás del espejo puede crujir el silencio, crepitando el pellejo, suele pernoctar una mirada vacía, multiplicada por un sin fin de supuestos categóricos que impiden la discreta observancia del grito obcecado que se disipa en el calor de una estrella muerta, cuando la gravedad devora el tiempo, las cifras son éticas, las frases, binarias; el ocaso se torna elástico, amanece una y otra vez: la vida; pájaros de hielo surcan el infierno, florecen las intenciones neutras, somos la espalda, el rostro al que nunca pudimos verle la cara porque pasó tan rápido, los vagones atestados de gente vacía, no hay paraderos, nadie se detiene, todos corren, todos salen y vuelven a entrar. Detrás del espejo existe un paroxismo amatorio entre la verdad y el olvido, entre la belleza y lo inmoral, entre lo real y lo sensato. Penetra la suerte a todas las edades, las penetra con fuerza, las invoca; charcos de humo protegen la ofrenda entregada por los ancestros; la guerra montada en el relámpago cae co