:: Pequeña Certeza ::
Sabíamos que,
dónde hubo un pequeño espacio
para nosotros,
era en secreto,
sin negociaciones previas
ni avisos contingentes.
La casualidad se paseaba de la mano
con el misterio de las inexorables letanías
que pronunciaban nuestro labios,
para que el tiempo se marchara lejos.
Cuando el resto se apresuraba por las calles
para volver,
nosotros caminábamos en cámara lenta,
ya que
la única certeza que teníamos,
eran las despedidas.
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