10.26.2009

:: Hacer de Tripas Corazón ::


Desarraigar la cabeza.

Comerse el pelo de tonto que nos gobierna.

Caminar en el mojado desierto del universo tan lejano

Desorbitar los dientes, para destemplar al más preciado de nuestros ojos.

Oscurecer la albina aurora de la conciencia, domesticando la flemática pronunciación de los azarosos sentimientos,
que no son más que eso:

Ordenadas emociones que caminan directo al olvido glorioso de la muerte.

Borrar el epitafio que se vive a diario, para desaparecer sin memoria.

Meditar cada segundo,
(incluso el meditado).

Saborear el hambre, masticar el viento, comerse la barriga, enviar al destierro a nuestros más preciados ideales.

Desnudarse…

Confesarse con todo el mundo, para que nos acompañemos, en la azarosa misión de identificarnos como perfectos desconocidos.

Besar apasionadamente nuestros labios, para así degustar nuestra insípida saliva.

Lamer nuestras más molestas llagas, con la punta de los pies,
para gemir,
en silencio…

Escribir a viva letra toda la ira contenida,
esa que ha sido recibida como un regalo macabro,
confeccionado por aquellos arlequines,
que se presentan como meras conexiones que nos arrastran,
a la marea inagotable de los vectores,
que se dibujan en los hilos titiriteros,
de todos los días,
que han de venir.

Allanar todos los momentos que vivimos en completa soledad,
para hacernos una real idea,
de por qué cresta queremos estar aquí.

Prenderle velitas al fuego de nuestra pasión,
elevando plegarias,
para que el alma se mantenga en pie.

Llenar nuestra cama con todos los cuerpos sudorosos que devoran el mundo,
beber todo el líquido accionar de nuestras lágrimas,
para transformarlas en secretos anhelos,
que no se dignan en aparecer.

Creer todas las mentiras del mundo,
para transformarlas en legítima esperanza.

Querer toda la verdad,
para no saber qué hacer con ella.

Evangelizar todo fenómeno, bautizándolos con aquellos sobrenombres que aprendimos cuando niños.

Y ¿para qué?

Si el temor, la venganza, la rudeza, la compleja adolescencia, la valentía, la vejez, el pudor, la piedad o el compromiso, son simples vocablos que suenan tan indiferentes cuando vivimos en esta maldita plaga,
que forzadamente le llamamos madurez.

Quizás un sicólogo encuentre moldes para el comportamiento,
dando tibias recetas de perdón,
que debemos aplicarnos como remedio para los callos.

Recetas que tendrán:
sal de sobra,
lindos dibujitos en el rostro,
dulces palabras que deben ser recitadas de memoria,
porque si uno llama a los sensacionales momentos de felicidad,
ellos deben obligatoriamente aparecer,
como correctos funcionarios del placer.

A mí me parece una linda falacia.

A usted ¿no?

Sonoras distracciones que aparecen por todas partes,
siguen secuestrando el motivo,
por el cual estamos aquí

Y es que…no hay motivo

Así de simple

No hay motivo…y ¿qué?

El motivo, el motivo, el motivo, el sentido, el sentido,

El puto sentido…

El hombre es un creador dijo Víctor Jara.

¡¡¡ Un creador!!!

¡¡¡No un especulador de miserias!!!

Más allá del bien y el mal, encontraremos a los dioses, comiéndose su pena.

Pero la sociedad está mucho más allá del bien y el mal, mucho más allá de los dioses que nos abandonaron.

Basta con mirar el horizonte de nuestra propia nariz.
Basta con preguntarnos el nombre de todos los vecinos del mundo.
Basta con admirar la indomable naturaleza sincrética, que une nuestro lenguaje con la existencia.
Basta con darnos cuenta lo poco que puede envasar nuestra soberana gana.

Y es que,
lo que más falta son las ganas.

Es mejor olvidarnos de nuestra insolencia.

Es mejor olvidarnos del olvido.

Es mejor renunciar a las incorrectas definiciones de todos los tiempos,
para buscar el rastro de lo que nos falta.

Es mejor delegarle la responsabilidad al sol,
para que cuando se expanda,
sea el perfecto sacerdote
que expiará todas nuestras culpas
y errores no forzados.

La vida es una mezcla de orgasmos deliciosos y culpables.

La muerte nace y muere con la vida y sus pusilánimes misterios.

Y a quién le importa

Si como dijo el rey lagarto: “Nadie sale vivo de esta historia”.

Demos vuelta la página.

Volvamos al inicio.

Esbocemos una mueca ante tanta arrogancia,

Pero, por favor, reconozca que al menos,
algo de atención puso a este pobre manifiesto,
que no convence ni a su propio autor.

10.20.2009

:: Toxicity ::



Mirando la vida a través de los ojos de un cubo cansado
Comiendo las semillas como el pasado
La toxicidad de nuestra ciudad, de nuestra ciudad,

Ahora, ¿qué posees del mundo?
¿Cómo puedes poseer desorden, desorden?
Ahora, en algún lugar entre un silencio sagrado
Silencio sagrado y sueño
En algún lugar, entre el silencio sagrado y el sueño
Desorden, desorden, desorden.

Más madera para sus fuegos, ruidosos vecinos
Ensueños de linterna, atrapados en las luces altas de un camión
Comiendo semillas como en el pasado,
La toxicidad de nuestra ciudad, de nuestra ciudad.

Ahora, ¿qué posees del mundo?
¿Cómo puedes poseer desorden, desorden?
Ahora, en algún lugar entre un silencio sagrado
Silencio sagrado y sueño
En algún lugar, entre el silencio sagrado y el sueño
Desorden, desorden, desorden.

Ahora, ¿qué posees del mundo?
¿Cómo puedes poseer desorden, desorden?
Ahora, en algún lugar entre un silencio sagrado
Silencio sagrado y sueño
En algún lugar, entre el silencio sagrado y el sueño
Desorden, desorden, desorden.

Cuando me convertí en el sol
Lustré la vida en los corazones del hombre
Cuando me convertí en el sol
Lustré la vida en los corazones del hombre

10.14.2009

:: Amén ::


Saberse ausente, como un punto que se arrancó del polvo de una estrella,
para luego, millones de años después, consumirse como si fuera la última braza ardiente,
de un destello que se izó a sí mismo, como el último lugar donde se quiso llegar.

pero nunca se logró.

Bajar la mirada, saborear el desierto salino de la misteriosa composición de las palabras, evocar al espacio multicolor de los caminos dispersos, como el predicado acusador de los grisáceos testimonios,
que hablan de uno mismo, aún cuando el color insiste en colarse por todas partes.

Despedirse del espejo, levantando un pañuelo mojado, encogiendo los hombros, comerse las alas al desayuno, aunar las disidencias, sofocar la tibia brisa que limpia los pensamientos consuetudinarios del día a día, perderse en el blanco banquete de mi piel, que se esconde por miedo a florecer excelsa como una flor de loto.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

Henos aquí, invitados por la fogata que convoca las sombras del dolor descifrado por aquellos a quienes dedico el amén de los desastres.

Heme aquí, limpiando las heridas del horizonte, convirtiendo la verdad en perdón, en una bonita falacia o en uno que otro momento que se olvida, que se domestica o simplemente pasa a ser otro recuerdo archivado en los anales de la vivencia.

Henos aquí, amigo guardabosques, envueltos en el bosque otra vez, esperando aquella caravana que nos lleve lejos, como aquel día glorioso del inicio de todas las aventuras.

Henos aquí, amigo nigromante, conjurando al tiempo para que borre nuestras más preciadas artimañas, para renacer en el frío infierno de esta ciudad negra, como es nuestra costumbre.

henos aquí, junto a las flores y las aves, junto a las ninfas amantes de la melancolía, junto a los miles de retratos que cuelgan de las ramas de mi poderosa cama que insiste en cerrarme los ojos, para dibujar una barriga, una joroba, un par de dolencias cotidianas y las heladas manos que teclean en este instante.

Hágase nuestra voluntad, aquí en la tierra como en el desconsuelo.

Perdonadme mis pecados, perdonad mis pies de barro, mis pensamientos de arena, perdonad mis libres emociones, mis desapegos, mis usurpaciones, mis delirios, mis ganas de aprender a creer que podía recorrer los iracundos senderos de la diversidad y las mentiras.

Heme aquí, como en el principio de mis anhelados treinta años.

Y líbrenme de toda culpa, de todo dolor que les hayan causado mis partículas de fango frondoso y espeso, mancilladas por la desidia de tanto vomitar en la indolente mirada, del que nadie lo ve o lo soporta.

Porque mío es el poder de recomenzar las historietas, que hablarán de aquellos que dan cuenta de sí mismos, de aquellos que viven en completa soledad sus insospechados dolores, de aquellos que nos rodeamos de riquísimas formas verbales, que cuelgan de la careta que disfraza los tormentos, la ansiedad o nuestras mas ocultas esperanzas.

En el nombre de las despedidas, de los caminos por recorrer y de los mártires santos que buscan afanosamente algo de qué aferrarse.

Les dedicó mi segundo adiós.

Amén.

10.07.2009

:: ¡¡¡ Le Ponen Cualquier Color !!! ::



Le ponen cualquier color !!!

Color para imaginar cualquier histeria.

Color porque una foto no supo acomodarse a un espacio .

Color porque vengo,

Color porque no vengo,

Color porque estoy todos los días en el mismo sitio pero no soy lo que se quiere.

Color porque desaparezco.

Color porque miento.

Y ¿qué es la verdad? ¿Para qué quieren la verdad?.

Color porque ya no estoy, color porque sólo estoy sin saberme ausente.

Color porque, como recomendación obligatoria, sólo debo dedicarme a la tarea por la cual fui convocado:
“Una cifra más.”

Sería tan fácil si preguntaran como anda uno del espíritu…

Sería tan fácil si se actuara de manera inteligente…

Sería tan fácil si la cabeza se olvidara de pensar un rato en lo que se hace o no se hace…

Se construyen iglesias de esperanza con las mismas ruinas del infierno que se quiere cambiar.

Se dirigen lazos de fraternidad que se borran con las palabras en sentido vertical que definen papeles interpretados en el teatro de los funcionarios conformes con el salario.

Se quiere evangelizar pastoreando a las ovejas.

Quizás, o lo más probable, es que no haya aprendido el lenguaje de las falacias.

Por lo pronto a mi no me importa, solo quiero expresarme
¿¿Y qué??

El espacio es un lugar equivocado que hay que llenar con el movimiento, con el fundamento, con la derretida valentía de los que sacuden sus sábanas para echar a volar sus anhelos concebidos en la prédica que no se hace visible en la praxis del más social de los comportamientos: sabernos en el otro.

Ajenos ignorantes del día a día, soñadores de pesadillas hipócritas del placer ególatra,
mensajeros de la misma miseria de todos los cuentos inverosímiles, para montar el aparataje del poder: pasen a ver el circo….

Y luego le siguen poniendo cualquier color

Color porque hay que transmitir un slogan a como dé lugar.

Lamentando los papeles que desaparecen, chirriando por el plomo de sus brillantes vestiduras que no se reflejan en el caos, en el sexo o la muerte; cotidianeidades reales que no saben cómo alejarse del ser humano y toda su existencia.

Pero, aunque no le creo a mis vivencias, le siguen poniendo color

Le siguen poniendo moldes al comportamiento, le siguen poniendo límites al relámpago multicolor de la vivencia diaria.

Siguen dictaminando directrices de completa objetividad, siguen declarando en el vacío de las buenas intenciones, siguen colocando máscaras para cambiar el universo por un par de neologismos concebidos en la dialéctica de las cuatro paredes, siguen transformando pancartas en pancartas, siguen creando dedos que apuntan al individuo, siguen meditando las maravillas de la sociedad, sin entender que sociedad se hace afuera, en la experiencia.

Coherentes pensamientos que rebotan en las murallas de un lenguaje conocido, que no se dispersan, que sirven para mantener la propaganda de la perfección.

¿Que aprendieron de Maturana? : La armonía social no surge de la búsqueda de lo perfecto a que invitan todas las enajenaciones ideológicas.

Sometieron al pobre viejo distorsionando su mensaje para convertirlo enpura charlatanería, esencia pura del sofisma sofisticado.

¿Que vendría siendo el ser humano en todo este bonito espectáculo que más parece una excelente producción de un somero carnaval elaborado por los caprichos de aquellos que aun no aprendieron a crecer?

Exacerbadas interpretaciones de la paz concebida en un estropajo moribundo que sigue limpiando las ventanas del futuro esplendor de las vacas sagradas.

Le ponen cualquier color, le quitan cualquier color, no están ni ahí con el color, nunca lo quisieron, nunca lo aprovecharon, nunca hubo transición para los que siempre viven ahí, esperando las migajas que caen desde las alturas.

Le siguen poniendo color, quédense con el color

Se los regalo.

:: El Rio invisible ::

Es hacia el ocaso, hacia esa curiosa, hacia esa curiosa,  hacia esa curiosa dirección por dónde nos inclinábamos cuando éramos chicos. En el...