Ocho Treinta y Dos - Fin - Parte uno.




El contraste de dos continentes inaccesibles,
han dado origen a la completa
e incomprensible
desilusión,
de dos anhelos inconclusos,
que se han teñido de dolencias,
inmediatas.

Cada cual haga la lectura,
que considere,
conveniente.

Hay un vacio entre dos historias inconexas,
aquellas,
que no han dejado de lidiar,
con tantos eructos innecesarios,
que simplemente no se han mojado,
en las supuestas lágrimas,
de la inepta
(y casi inaccesible)
desazón de las murallas,
que dividen,
y no mienten.

Yo me deshago de la responsabilidad del viento.
He renunciado al lenguaje.
He involucrado tantas excusas,
que me han dejado ciego,
sordo,
y algo inocente,
al dibujo de las promesas,
que nunca tuvieron cabida,
en la condenable apreciación del tiempo,
que corroe las vivencias,
que las entierra,
(sagradamente)
para resucitarlas,
en momentos tan inoportunos.

Hay aciertos en que la elegancia,
se ausenta.

y a quien le importa!!!!

Nuevamente renuncio.
Renuncio al coito,
esta vez hace motivo la convergencia,
para que el lenguaje reviva,
en cuanta letra castigada
que se dirige a las mansardas.

No se debe resucitar a los muertos....

Dejemos que partan,
y se instalen,
en el corazón de la memoria

donde los misterios

(nuevamente)

acontecen.

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