::: Cuarto Silencio: Hágase el Silencio :::

Lobo del ártico - Canadá.


Suficiente tengo ya,
con el zumbido leve que rebota

una,

y otra,

vez,

por el vidrio de una ventana que da al invierno
seco,
rotundo,
inolvidable,
cuando han pasado tan solo mil días
después,
de nacer....

Suficiente agua han regado las mejillas
Marchitas,
que sin duda se han esfumado
tibiamente,
cuando el calor sofocante de la existencia,
hierve a pedazos negros,
fruto de cientos de espaldas
muertas,
que, colocadas en el lugar
exacto,
dibujan una montaña insoportable
cuando emergen fecundas
de sudor,
silencio,
y un par de insípidos
momentos,
que dan un correcto tributo
al pan
de cada día,
o la memoria.


Las palabras son tan ingratas,
que se desgranan
(sigilosamente)
para enviudar de mi mismo,
caer limpiamente al suelo,
o al menos hacer caso omiso
de que la vivencia es como una flor
(de amanecida)
dejando ver, tan solo unos segundos,
el fruto intenso
del desastre...

Y así se han colgado los zapatos….

Se han tirado en una huelga
(prudente)
para protegerme

Se han esmerado en protegerme…

En dejar cerrado el candado
de mi cuerpo entero.
No han olvidado que se hace humo el camino
y un jardín de sueño puede renacer
(en seguida)
cuando yo ya no sería,
sino un amuleto,
de otros dioses,
para luego mantenerme a raya, entre la injusta mirada
de las ovejas,
que jugarían al gato y al sucio amor,
conmigo,
o quizás si mi.


Siento que los pasillos,
de la historia,
se han hostilizado
hasta verse blancos,
o casi transparente,
que han de sobrepasar toda la droga eléctrica
que siempre supe,
dormiría sentada,
junto o casi,
conmigo,
para así fornicar con la incuria,
y obcecar a los adictos al fuego,
que soplan en mi cabeza,
como razonamientos exactos,

algo así como latigazos,

al contraste del perdón,

o del lamento.

Las preguntas ya se van,
pues son perfectas,
no han dibujado círculos cuadrados,
en la quimera,
por si acaso.

Glorioso discursos renacerán furiosos entre la niebla.

Volverán a comulgar los amantes rotos de tanto placer,
entre las sábanas hambrientas de la histeria...

Dirán que soy un flagelo,

un payaso,

O una cifra.

No es así...

Tan sólo soy una que otra oveja interna,
queriendo rugir fuerte
para no desfallecer...

Cuando los fantasmas aparecen...

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